Planta un árbol

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viernes, 10 de mayo de 2013

La salud es lo que comemos

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Nutricionistas franceses llegaron a una triste conclusión. La típica dieta occidental, rica en grasa y azúcar, causa la muerte precoz.

Los alimentos habituales que consumimos todos los días son causa directa de las enfermedades que sufrimos en la vejez.
Sopa caliente con pan fresco, un buen pedazo de carne asada, café con leche para el postre y algún dulce para subir el ánimo… Este menú suena familiar a cualquier europeo. Y es, según datos científicos recientes, el que más perjudica la salud. Conforme al respectivo estudio de especialistas galos, la carne roja, el pan blanco, la mantequilla y los dulces pueden reducir considerablemente la esperanza de vida de la persona. Por otro lado, uno tampoco debe renunciar totalmente a sus platos predilectos, observa la nutricionista María Studiónkina:
—Por supuesto, hay que reducir el consumo de estos alimentos. La carne roja es peligrosa porque contiene muchas purinas. Estas sustancias aumentan la cantidad de ácido úrico en el cuerpo y pueden causar problemas de metabolismo. Lo cual, a su vez, provoca acumulación de sales en los riñones y articulaciones. Hay que consumir estos alimentos en cantidades mucho menores, reemplazándolos con otros sanos, como carne blanca magra (preferiblemente de pollo u otra ave) e hidratos de carbono complejos.
Los riesgos que conlleva el consumo de tal o cual alimento para el desarrollo de enfermedades están bien estudiados. Mucho menos se conoce la relación que existe entre la dieta habitual de una persona y su salud en la vejez. Los científicos estuvieron observando a cinco mil voluntarios durante veinticuatro años. Cuanto los pacientes cumplieron cincuenta y un años, se sacaron las conclusiones. Tan solo el 4 % de los voluntarios presentaban un estado de salud normal para su edad y no padecían enfermedades crónicas. El 12 % había sufrido un ataque cardíaco o accidente cerebrovascular, con el desenlace mortal en el 3 % de los casos.
La típica dieta occidental contiene mucha grasa y azúcar. Esto propicia el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares: el mayor peligro para la salud después de los cuarenta años. Está comprobado que la persona puede prevenir las enfermedades asociadas con la vejez si de joven evita sobrealimentarse y consume básicamente alimentos naturales. Hay que acostumbrarse a no comer cosas inútiles, advierte la nutricionista Olga Pereválova:
—El azúcar es nuestro alimento favorito, aunque no contiene nada más que puras calorías. No lleva vitaminas, ni proteínas, ni marco, ni micronutrientes. Pura glucosa. El azúcar nos gusta porque somos golosos. En las fábricas de alimentos lo meten en todo, con o sin razón, incluso en las salsas para carne y pescado, sin hablar ya de los confites y pasteles.
La dieta ideal es muy simple. Para el desayuno se recomienda combinar lácteos con cereales o huevos con papillas. Para el almuerzo, una sopa ligera y vegetales como guarnición para el plato fuerte. Es bueno comer frutas antes del almuerzo y merendar con yogur o nueces. Cenar antes de las nueve. Evitar el consumo de frutas dulces, patatas y pan. Y en caso de comer dulces, hacerlo antes del mediodía.

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