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Nutricionistas franceses llegaron a una triste conclusión. La típica dieta occidental, rica en grasa y azúcar, causa la muerte precoz.
Los alimentos habituales que consumimos todos los días son causa directa de las enfermedades que sufrimos en la vejez.
Sopa
caliente con pan fresco, un buen pedazo de carne asada, café con leche
para el postre y algún dulce para subir el ánimo… Este menú suena
familiar a cualquier europeo. Y es, según datos científicos recientes,
el que más perjudica la salud. Conforme al respectivo estudio de
especialistas galos, la carne roja, el pan blanco, la mantequilla y los
dulces pueden reducir considerablemente la esperanza de vida de la
persona. Por otro lado, uno tampoco debe renunciar totalmente a sus
platos predilectos, observa la nutricionista María Studiónkina:
—Por
supuesto, hay que reducir el consumo de estos alimentos. La carne roja
es peligrosa porque contiene muchas purinas. Estas sustancias aumentan
la cantidad de ácido úrico en el cuerpo y pueden causar problemas de
metabolismo. Lo cual, a su vez, provoca acumulación de sales en los
riñones y articulaciones. Hay que consumir estos alimentos en cantidades
mucho menores, reemplazándolos con otros sanos, como carne blanca magra
(preferiblemente de pollo u otra ave) e hidratos de carbono complejos.
Los
riesgos que conlleva el consumo de tal o cual alimento para el
desarrollo de enfermedades están bien estudiados. Mucho menos se conoce
la relación que existe entre la dieta habitual de una persona y su salud
en la vejez. Los científicos estuvieron observando a cinco mil
voluntarios durante veinticuatro años. Cuanto los pacientes cumplieron
cincuenta y un años, se sacaron las conclusiones. Tan solo el 4 % de los
voluntarios presentaban un estado de salud normal para su edad y no
padecían enfermedades crónicas. El 12 % había sufrido un ataque cardíaco
o accidente cerebrovascular, con el desenlace mortal en el 3 % de los
casos.
La típica dieta occidental contiene mucha grasa y
azúcar. Esto propicia el desarrollo de las enfermedades
cardiovasculares: el mayor peligro para la salud después de los cuarenta
años. Está comprobado que la persona puede prevenir las enfermedades
asociadas con la vejez si de joven evita sobrealimentarse y consume
básicamente alimentos naturales. Hay que acostumbrarse a no comer cosas
inútiles, advierte la nutricionista Olga Pereválova:
—El
azúcar es nuestro alimento favorito, aunque no contiene nada más que
puras calorías. No lleva vitaminas, ni proteínas, ni marco, ni
micronutrientes. Pura glucosa. El azúcar nos gusta porque somos golosos.
En las fábricas de alimentos lo meten en todo, con o sin razón, incluso
en las salsas para carne y pescado, sin hablar ya de los confites y
pasteles.
La dieta ideal es muy simple. Para el
desayuno se recomienda combinar lácteos con cereales o huevos con
papillas. Para el almuerzo, una sopa ligera y vegetales como guarnición
para el plato fuerte. Es bueno comer frutas antes del almuerzo y
merendar con yogur o nueces. Cenar antes de las nueve. Evitar el consumo
de frutas dulces, patatas y pan. Y en caso de comer dulces, hacerlo
antes del mediodía.
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