
Foto: RIA Novosti
Los fuertes fríos y copiosas nevadas del invierno pasado y los primeros meses primaverales reactivaron el interés de la población hacia el tema de los cambios climáticos globales.
Los meteorólogos siguen calificando todas estas anomalías
como claros indicios del recalentamiento global. Pero la gente común y
corriente tiende a pensar justamente al revés, hablando más de frío que
de calor.
Durante todo el invierno e incluso en marzo,
los rusos, franceses, italianos, alemanes y británicos no sabían qué
pensar ante la abundancia de la nieve y el rigor de los fríos en
nuestros respectivos países. Al llegar al trabajo por la mañana con los
pies medio congelados y las manos prácticamente insensibles por el frío,
maldecíamos el clima inquiriendo casi a voz en cuello: “¿¡Que rayos
estará pasando!?” Ahora ya estamos a primeras fechas de abril. Pero en
Moscú sigue haciendo frío. Dos grados centígrados bajo cero. En Berlín y
Praga, cero grados y alta probabilidad de nevadas. Hace apenas unos
días que hace algo de calor en Italia y Reino Unido. Cabe recordar que
unos pocos años atrás en Londres a estas alturas ya se veían brotar las
primeras flores. En EEUU, por poco matan a la célebre marmota Phil por
haber pronosticado una primavera temprana. Mientras tanto, los
climatólogos piden paciencia, explicando que no pasa nada más grave que
una pequeña variación de la corriente del Golfo. He aquí lo que piensa
al respecto la geoecologista Natalia Riazánova:
–Últimamente
observamos claros indicios de que la corriente se ha dividido en dos.
De manera que trae menos calor a las costas de Europa y, por
consiguiente, también al territorio europeo de Rusia y la península de
Kola. Parte de este calor se ha desviado hacia a la costa este de
Canadá. Es posible que los últimos cambios climáticos, por cierto no muy
significantes, obedezcan a esta situación.
Cabe
señalar que la última vez que la corriente del Golfo cambiara de
trayecto (en el siglo XIV) comenzó la pequeña edad de hielo que duró
hasta el siglo XVIII. Esta es otra razón para confiar en la posibilidad
de un enfriamiento global. Desde la Antártida también vienen noticias
alarmantes. Aumentan los hielos antárticos. Los expertos no comparten el
temor de la población. El que haya más hielo se debe a un cambio de la
rosa de los vientos, explica el director del programa climático de WWF
Rusia, Alexéi Kokorin:
–En la Antártida se observa
últimamente gran cantidad de fuertes vientos que vienen desde la cúpula
de hielo repartiendo los témpanos por un vasto espacio. Y el resto tiene
que ver con la definición del área cubierta de hielo. Se suele
considerar que el 15 % del océano está bajo hielo. Sin embargo, si
tenemos dos veces menos hielo, pero repartido por una superficie tres
veces mayor, la menor cantidad de hielo cubrirá tres veces más espacio
oceánico. Este cálculo es importante para efectos de la navegación, pero
puede ser malinterpretado por la población, causando malentendidos.
El
dictamen general de los expertos en climatología es que los cambios
están ocurriendo de manera muy lenta. Solo en veinte años más podríamos
saber con exactitud si se trata de un calentamiento o un enfriamiento
global del clima, y solo si continúan los cambios de temperaturas
tradicionales para tal o cual región y las variaciones de la corriente
del Golfo. Lo único que nos queda en estas circunstancias es ser más
atentos a la ecología y vestirnos de acuerdo al clima.
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