En la ciudad de Nagpur (India), de donde son estas fotografías, y en toda esta región de la India se celebra anualmente un ritual para complacer al dios Indra; con la esperanza de recibir pronto las lluvias monzónicas.
Indra es el dios principal de la primitiva religión védica y responsable de la atmósfera, las tormentas, los rayos, la lluvia y todos los fenómenos del cielo.
En la boda un sacerdote bendice la unión de las ranas con los rituales comunes del matrimonio hindú, mientras la gente canta mantras védicos para la invocación al dios.
Las ranas se recogen de estanques diferentes de la ciudad y la boda se
celebra en las cercanías de un templo, para que el dios escuche
adecuadamente la ceremonia.
Se adornan con pétalos de flores y con manchas de color bermellón.
Cuando acaba la boda los asistentes dan un banquete, también como en la mayoría de las bodas.
Una tradición que perpetúa la creencia local de los agricultores de que
un matrimonio entre ranas agrada a los dioses y asegura las lluvias para
tener un buena cosecha.
El croar de las ranas es un signo premonitorio de la aparición de la
lluvia, motivo más probable para que se haya elegido en la antigüedad a
estos animales para el ritual.
Los periódicos locales recogen este tipo de noticias, como una noticia
de sociedad más, al ser habitual en muchos pueblos y ciudades de esta
zona de la India antes de la llegada de las lluvias.
Hay también que decir que las ranas no sufren ningún daño; ni durante, ni después de la ceremonia.
¿Sorprendido? Si lo piensas un poco, en muchos paises del mundo se
siguen celebrando rituales para que llueva, asociados a las religiones
tradicionales de cada uno de ellos.
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